La democratización de la hamburguesa

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Tenemos que vernos más

noviembre 23, 2018

El miércoles por la mañana, me desperté con el viralizado vídeo del spot de Ruavieja. La primera visualización me encogió el estómago y derroché unas cuantas lágrimas, pensando en todos mis seres queridos. Me pareció tan sumamente bonito y emotivo que se lo reenvié a personas importantes de mi vida. Las contestaciones fluían de la misma forma: ¡qué gran verdad!, ¡es cierto, tenemos que vernos más!, ¡jo, la vida pasa, el reloj no para!, ¡las nuevas tecnologías van a acabar con nosotros!, ¡gracias!

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Decidí verlo de nuevo y mi reacción ante el spot cambió completamente.

No quiero decir con esto que el anuncio me dejase de parecer emotivo y real, pero, sí que juega con las emociones con un poco de demagogia. Es innegable que, debido al avance y proliferación de las nuevas tecnologías, pasamos más horas delante de una pantalla. ¡Qué le vamos a hacer si tenemos que trabajar delante de un ordenador! Hace siglos, pasaban las horas con la hoz, segando la tierra al aire libre y ahora nos comen los edificios de oficinas y redes inalámbricas. Indudablemente, los efectos de tanto consumo audiovisual no es positivo y, en vez de conciliar las relaciones personales, puede ser un agente de crear personas encerradas en su mundo virtual.

Trabajamos tantas horas que, a veces, lo que más apetece es encender el pc, abrir Netflix y ver cualquier contenido que nos saque una sonrisa, en vez de quedar con ese amigo que llevas meses escribiéndote: ¡a ver si nos vemos!. No creo que esto se deba a una mala distribución del tiempo, sino a una elección de cómo pasar nuestro tiempo. Hace 60 años, en un pueblo, las relaciones personales eran más cercanas y de mayor cantidad. Para empezar por la cercanía y por la falta de opciones para hacer cosas. Actualmente, si vives en una gran ciudad, hay muchos factores que perjudican la periodicidad de los encuentros e, incluso, la calidad de los mismos. Pero, mi pregunta es: ¿ves a aquellas personas que quieres de verdad y que si quieres ver? Siendo rotunda, la respuesta es SI.

Habrá millones de coyunturas que lo compliquen pero, desde que nos levantamos de la cama, la vida nos ofrece muchas opciones y nosotros elegimos. Elegimos ir al gimnasio o no, comer sano o arrasar en Alfredo´s Barbacoa, llamar a tus padres de camino al trabajo o escuchar un podcast sobre Millennials, quedar con esa amiga que está pasando un mal momento o ver la última película de HBO. Está claro que es complicado verse si vives a miles de kilómetros o tu horario de trabajo va a la contra que el de los demás pero, si quieres podrás tener contacto con esa persona. Por lo tanto, no se trata de una falta de tiempo o una mala distribución del mismo causada por el devenir de nuestro tiempo. Sino de una elección de con quien pasamos nuestro tiempo.

Mi mayor crítica al respecto es cuando el psicólogo dice que nuestra mente está programada para no pensar en el tiempo que nos queda de vida. ¡Gracias mundo por estar programados así! Esa simple sensación es la que nos hace vivir la vida con esperanza sin pensar en cuando será nuestro último día. Si estuviésemos programados con un día de muerte, la vida no tendría sentido porque la magia de no saber es lo que da valor a la existencia.

El cálculo del tiempo que nos queda con esa persona querida, me resulta completamente irreal. Obviamente, es momento de lágrima fácil pero siendo conscientes del desconocimiento de tiempo que nos queda… ¿cómo voy a saber el tiempo que nos queda para disfrutar juntos si no sé el tiempo de vida que me queda de vida? ¿La solución sería juntarnos todos en el campo, mirándonos, sintiéndonos y contando las horas que pasamos juntos? Lamentable el planteamiento.

Si soy una clara defensora de las nuevas tecnologías en lo que a comunicación personal se refiere. Gracias a la tecnología estamos más unidos con personas que viven en otros continentes y podemos conectar a cualquier hora del día y a través de muchos canales. Ruavieja da en el clavo de que tenemos que vernos más para compartir sobremesa con una crema de orujo. Me quedo con ese planteamiento.

Ya que somos propietarios de nuestro tiempo, disfrutémoslo con aquello (un Ruavieja) y aquellas personas que deseemos (contigo). La distribución corre a nuestra cuenta. 🙂

M.

 

 

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Deja un comentario · Categorías: Cultura, Personal Tags: navidad, seres queridos, tiempo

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