La democratización de la hamburguesa

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Carta a los Reyes Magos de buenos propósitos

enero 7, 2014

Se
acabaron las fiestas. Con un gran cúmulo de grandes momentos, celebraciones,
regalos y brindis, damos, por fin, la bienvenida al 2014.  El año empezó hoy, por no decir, que
hoy empieza la cuesta del año, la de enero. En esa, en la que nuestra cartera y
cuerpo se recompondrán de todos los excesos navideños.
Pero
con una de las mejores sonrisas, empezaremos con los propósitos. Volver al gimnasio,
empezar clases de Yoga, menos salidas nocturnas y más lectura, menos dulces y
más frutas y, en definitiva, propósitos de cambio para empezar el año con
energía.
Yo
este año, empiezo con buen pie.
Y
hablando de buenos propósitos, regreso a la llegada de los Reyes Magos. Ayer
millones de niños despertaban exaltados por la llegada de los magos de Oriente.
El domingo, día de la Cabalgata, era precioso ver en los rostros de los más
pequeños esa magia que alberga ilusión e inocencia. Me contó una amiga que su
sobrina de 4 años afirmaba que ver a los Reyes de cerca había sido la
experiencia más maravillosa de su vida. Por desgracia, con el paso del tiempo
no somos capaces de pronunciar esas palabras porque nada nos sacia.
Estas
navidades queriendo recuperar esa añorada magia, escribí mi carta a los Reyes
Magos. Evidentemente, no se la dí a mis padres, porque ellos no eran los
destinatarios de mi preciado escrito, eran ellos: Melchor, Gaspar y Baltasar
los receptores de mis deseos. Por primera vez, en mi carta no pedí nada
tangible, pedí buenos propósitos que esperaba me lo regalasen a lo largo del
nuevo año.
Queridos Reyes Magos de
Oriente,

Hace mucho tiempo que no
os escribo, no es que me haya olvidado de vosotros, simplemente, que en mi
última carta os pedí una avioneta y no me la trajistéis. Luego os usurparon
vuestra identidad, al final, ganaron la batalla los padres que se le va a
hacer. Este año, con el fin de recuperar nuestro contacto, he decidido
escribiros para pediros algo muy difícil a la vez que fácil. A ver no os asustéis,
no se trata otra vez de la avioneta. Se trata de felicidad en pequeñas dosis,
aquí empiezo:

Un diario de recuerdos infantiles.
365 sonrisas.
Una tonelada de esperanza.
Un grifo de abrazos.
Bolsitas de ternura.
Un cuaderno de errores.
Una brújula de amor.
Unas guindillas de locura.
Un cepillo para perdonar.
Una mano imaginaria.
Unas píldoras de paciencia.
Una taza de superación.
Unas botas de seguridad.
Un frigorífico cargado de buenos pensamientos.
Muchísimas calorías de felicidad.
Olvidaros de esas gafas de
envidia y de esos sombreros de prepotencia. Tampoco me traigáis el velo del
odio. Espero que se pasen de moda cuanto antes.

Melchor, Gaspar y
Baltasar, sé que es un trabajo duro. Pero aún recuerdo esa frase de mi
infancia: “Los Reyes son capaces de hacer cualquier cosa, porque son magos”.
Espero que no me defraudéis. Evidentemente, el día 6, no me levantaré corriendo
para ir al salón, sino que esperaré a que el 2014 me premie con todo lo que os
he pedido, prometo poner de mi parte.

Un abrazo enorme de Micaela.

Muy
nerviosa, mandé mi carta antes del 28 diciembre, fecha límite de recogida de
cartas. Mi grata sorpresa fue que los Reyes Magos me contestaron mediante una
carta que me dejaron en la mesilla de mi habitación.
Estimada Micaela,

Cuanto tiempo sin saber
de ti. Creímos que perdiste la ilusión en nosotros como el resto de niños que
se hacen mayores. Nos hace mucha ilusión tu reto, es difícil pero no imposible. 
Según lo pedido te recomendamos que
hagas lo siguiente para que “tus regalos” se hagan realidad:

Nunca olvides a esa niña que fuiste y que sigue dentro de ti. Vive con mucha ilusión y un poco de inocencia.
Sonríe a todas las personas que estén a tu alrededor, tiene efecto multiplicador de buena energía.
Vive en la esperanza para hacer que tus sueños se hagan realidad y tu camino sea una apuesta por el futuro.
Abraza a tus seres queridos. Un abrazo es más, incluso, que un beso.
Sé tierna y bondadosa con los demás.
Apunta en tu memoria los errores y aprende de ellos, sin frustrarte.
Sea cual sea tu dirección en la vida, pon por bandera el amor.
No te tomes la vida demasiado en serio, dale un toque de locura.
Perdona a todos. No se puede vivir en el pasado y el rencor. Hay que ponerse en el lado de los demás y seguir hacia delante. 
Nunca creas estar solo, hasta en los momentos más difíciles siempre hay alguien que está cerca de ti.
Ten paciencia a pesar de no poder más.
Cada día te brinda la oportunidad de superación, no la desaproveches.
Da cada paso con seguridad.
Aliméntate de buenos pensamientos y te sentirás sano.
Disfruta de buenos momentos que nutran tu corazón.
Olvida la envidia, la prepotencia y el odio, eso no es propio de los sabios.

Como tú dijiste debes de poner de tu parte y contagiar a los demás
de tan buenos propósitos de vida.
Que tengas mucha suerte, hasta el año que viene.
Fdo. Los Reyes Magos de Oriente.
Espero que a lo largo del año todos estos regalos se hagan
realidad. Recibir regalos no es sólo poner las manos. Para recibir el regalo de
vivir una vida feliz debemos de poner de nuestra parte
.
«El placer es felicidad de los locos, la felicidad es placer de los
sabios»
Jules d´Aurevilly 

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Feliz Navidad

diciembre 23, 2013

Ha llegado la
Navidad y con ella, los días de fiesta, alegría, risas y recuerdos, a veces con una pizca de tristeza. La época del año que, sin duda, te hace sentir una nostalgia especial.
Todas las navidades tienen un significado diferente y sobre todo, con el paso
del tiempo hay una parte de la magia que se diluye. Aunque la magia no se debe
perder nunca.
Cuando era muy
pequeña, esta época era una sinfonía de sensaciones maravillosas. Qué inocencia
creer que Los Reyes Magos estaban recogiendo cartas en El corte inglés. Y un
recuerdo cuanto menos especial, era la Nochebuena. Cuando menos me lo esperaba,
me decían: ¡Ya ha venido! ¡los regalos
están en la terraza!.
Y ahí estaban. Acompañados de cartas escritas por mi
abuelo Vicente. Tenía una caligrafía preciosa, tan bonita como la que podría tener
Papa Nöel. Me encantaba ayudar a montar el Belén y poner las bolas al árbol. Y
qué bonito estar en la mesa con todos mis abuelos, tíos y primos. El pasado
nunca vuelve y, por eso, esa clase de recuerdos hacen que la Navidad tenga
importancia para mí. El día de Reyes era expectante, ir a ver la Cabalgata, era
el plan. Por la noche, me encantaba preparar, las copitas y el mazapán para los
Reyes y el agua para los camellos. ¿quién se habrá bebido las copitas de Brandy?.
Esa noche era puro nervio. Peor que la que se tiene antes de un examen en la
que te juegas todo. Un día descubres que “ellos” no existen y que son “los
jefes” los ejecutores de tal magia. Ahí es cuando atabas cabos: muchos anuncios
del Toys R us, los Reyes Magos de los centros comerciales eran diferentes, los
regalos que pedías no eran siempre los que recibías y una sola noche no era
suficiente para llegar a todos los hogares. Pero, la magia de la Navidad
continua porque hay algo precioso de esta época: el encuentro. Cenas de empresa, en las que descubres que compañero
es el más ligón o el que se pierde con el primer cava. Cenas con tus amigos – sabes a qué hora empiezan, pero no a qué
hora terminan
-. Comidas y cenas familiares en las que hablas del presente,
futuro y pasado.
Las navidades, como
cualquier otra época del año de celebración, te hace pensar qué hacías hace
justo un año. Y comparas si es mejor o peor.  Y para quien no es un recuerdo memorable su primera
Nochevieja. La mía fue emoción, como esperar la noche de Reyes, casi igual. Qué
si el vestido, los tacones, el peinado, el taxi, tu madre con el: ¡no bebas!. Al final, salir en Nochevieja
se reduce a un cotillón con pesados, el chocolate con churros y llegar a casa a
la hora de levantarse. A día de hoy, se lo dejo a los adolescentes. Eso sí, la noche de
Reyes es bonito salir, puede que te encuentres a Melchor haciendo una paradita
en el bar, para retomar fuerzas. El día de Reyes es el The End de las fiestas.
Con tristeza, comes el roscón – con nata,
por favor
– , entregas y recibes regalos. Y con depresión, cuentas las
horas, para la cuesta de enero.
La Navidad es momento
de decir lo que sientes, de reunirte con los que más quieres,  de celebrar el
nacimiento de Jesús, de añorar a los que ya no están, de disfrutar de los
adornos navideños, de comer y beber un poco más de lo habitual, de cantar algún
villancico, de sentirte más inocente y de despedir el año. Y darle un abrazo de
bienvenida al nuevo, es momento de 
nuevos propósitos.
A pesar de que esta frase
es un tanto manida, me encanta:
“Que la magia sea tu mejor
traje, tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino y tu felicidad mi
mejor deseo”

A mis padres – los
que más quiero en este mundo
– , a mi familia elegida, los amigos – el reflejo
de apoyo y alegría
-, y todas las personas que en algún momento se montaron en
mi tren, os deseo una Feliz Navidad. Reíd, compartid y soñad.

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