¿Pueden estas tres verdades darse a la vez?
¿Una vez conseguido el éxito, los sueños se quedan disipados a haber sido el preludio del éxito?
¿Es el amor una máquina de fragilidad? o de lo contrario, ¿es propulsora del éxito?

El domingo fui a ver LA LA LAND. Y salí con ganas de bailar, sintiendo los melódicos diálogos en mis cuerdas vocales, viendo la vida a color y con un brillo especial en los ojos. ¡Qué maravilla de banda sonora de Justin Hurwitz! La película, también llamada en español, LA CIUDAD DE LAS ESTRELLAS es un paseo por la meca del cine, donde muchas almas en busca de éxito, viven sueños y ambiciones compartidos.

LA LA LAND tiene la capacidad de hacerte soñar. Ver estallidos de color e infinitos bailes, en vez de, fracasos y contaminación en la ciudad de Los Ángeles. Es un homenaje a los soñadores y a la ciudad. Y sus dos protagonistas lo son. Emma Stone, en el papel de Mia, se come la escena, no por su belleza, sino porque es una gran actriz. Y Ryan Gosling, como Sebastian, es un dandy en estado puro y su papel como pianista frustrado, lo borda. Y la química, feeling y conexión que hay entre ellos dos es suprema. Ya lo demostraron en 2011, en la película CRAZY, STUPID, LOVE.

Pero, contestando a las preguntas del principio. El director, Damien Chazelle, da un golpe de realidad al relato, reduciendo la magia de tan colorida historia de amor. El director de WHIPLASH, vuelve a traer a la pantalla un mensaje clave: todo sacrificio traerá su recompensa. En esta película, al sacrificio se le da color a través de un exhuberante recorrido musical.

Y, ahí, es donde los personajes protagonistas tienen que aceptar una realidad que pondrá a prueba su amor: ¿el éxito profesional de ambos es compatible con su chispeante enamoramiento?
Más de 50 cambios de vestuario en toda la cinta. Tanto la directora de vestuario, Mary Zophres, como Damien Chazelle, analizaron todas las escenas de la película hablando de los colores. Buscaron lo atemporal dentro de lo contemporáneo. LA LA LAND es un guiño a los clásicos del cine como LOS PARAGÜAS DE CHERBURGO o MELODÍAS DE BROADWAY, pero, la inspiración no se lleva a rajatabla puesto que los personajes aportan más información. El vestuario se adapta a la personalidad de ambos a medida que su papel se desarrolla en la historia que avanza con el transcurso real de las estaciones.

Todo en LA LA LAND está cuidado al mínimo detalle. Los diálogos, la música, la interpretación de los actores, la excepcional fotografía, los emplazamientos y el vestuario, son elementos tan delicados que el resultado final, es maravilloso. Pasan los días y sigues vibrando. La película deja una buena resaca de sensaciones.

Siempre hay un beso que puede cambiarlo todo.