Madre! está concebida para crear controversia. El público se ha dividido en dos. Los postulantes de alabar el film como una gran obra y los decepcionados por no haber comprendido la última cinta de Aronofsky. Él, mientras tanto, juega con la polémica y se ríe de la crítica. “Quiero que cada espectador viva Madre! como una experiencia única.”

El resultado final del director es un claustrofóbico thriller psicológico narrado en dos líneas argumentales. La primera de ellas, Madre (Jennifer Lawrence) y Él (Javier Bardem) viven en una casa en el campo apartados de toda incursión social. Él es un escritor en horas bajas, falto de inspiración. Madre es incondicional de él y trabaja en la rehabilitación de la casa. Una noche la visita de un cirujano (Ed Harris) y al día siguiente de su mujer (Michelle Pfeiffer) crearan un desequilibrio en la pareja, aportando de inspiración al escritor y de inestabilidad a Madre. La segunda línea argumental es el relato alegórico de lo anterior. No descifrar las alegorías implícitas en la toda la cinta, llevan a una incomprensión completa de la película y la construcción de una opinión incompleta.

Para mí, Madre! es una gran película. Evidentemente, no es fácil de ver, ni se entiende a la primera. Pero, si obvias esa primera línea argumental – la sinopsis – , centrándote en la carga de temática subyacente que Aranofsky muestra a través de múltiples alegorías y metáforas, te quedarás tiempo pensando.

Y ahí donde se encuentran los problemas que el Director quería reflejar: la destrucción masiva de nuestro planeta, problemas de superpoblación, conflictos sociales y fanatismo religioso. Todo ello, desarrollado en una bonita casa victoriana en pleno campo. Y ¿ellos qué pintan en la historia? Aranofsky ha adaptado los relatos bíblicos a su historia. De tal forma, Javier Bardem es Dios, obsoleto de ideas, hasta que aparecen Ed Harris y Michelle Pfeiffer, que son Adán y Eva, para dotarle de luz y creación. Sus violentos hijos representan a Caín y Abel, haciendo una representación del Génesis del Antiguo Testamento. Aunque la alegoría más sutil es la de Jennifer Lawrence. Ella es la Madre Tierra, conectando el medio ambiente con lo femenino. Tiene una reminiscencia al ensayo filosófico de Susan Griffin –Woman and Nature The roaring inside her– en el que se estudia la identificación de la mujer con la Tierra, tanto en su rol como protectora de la humanidad bajo el símbolo de la Madre Tierra como víctima del ultraje de la sociedad.

La cámara se mueve rápido, en primeros planos muy subjetivos, la mayoría de Jennifer Lawrence, creando pánico y angustia en el espectador. Muestra violencia y desconcierto pero, también esa llamada de atención del bien que critica el mal y nadie le hace caso. La conclusión de las dos líneas argumentales culmina en un caótico final en el que Madre pone fin a todo. Siente ingratitud hacia su marido ególatra y hacia un mundo que no escucha y desobedece de constante.

“Te lo he dado todo y lo has regalado todo. No me queda nada más”