La democratización de la hamburguesa

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Las mujeres quieren ir al altar y los hombres a la cama

septiembre 30, 2013


Hemos querido llegar a la ilusa conclusión de que
los hombres y las mujeres somos iguales. A lo largo de la historia, el hombre y
la mujer han luchado por ganar una batalla perdida, pero, agradezco el intento,
porque gracias a eso, estamos donde estamos, en ningún sitio. Si Simone de Beauvoir levantase la cabeza,
me diría: “de batalla perdida nada. No se nace mujer: llega una a serlo”. He de decir que El segundo sexo cambio mi
vida, bueno, cambio mi forma de ver a los hombres y las mujeres.

Tal vez no hayáis leído nada de este libro o de
ninguno de los escritos por la que fue novia de Jean-Paul Sartre, pero este
título del post refleja una crítica hacia el estándar de lo que son las relaciones entre
los hombres y las mujeres. Y matizo, no todos somos así pero la generalidad, el
mito o el ejemplo si.
Sin tener la intención de hacer una disertación
feminista porque no es mi intención, tal vez, la haría de la
igualdad u homogeneidad entre los hombres y las mujeres. Si apostillo en
mayúsculas y negrita, que los canales de comunicación entre ambos sexos no se
rigen bajo las mismas leyes de la existencia.
Pero, puedo encontrar algunos porqués. Cuando un
hombre nace, la familia quiere que sea un valiente. Desde sus primeros alientos
de vida, estarán asesorados por el balón, las minifaldas y la velocidad. A
diferencia de cuando una MUJER nace. Todo es rosa, todo es ternura, todo es
suavidad. Por lo tanto, como diría Simone, no se nace mujer, una llega a serlo,
porque desde pequeños los caminos toman sabores y colores diferentes.
Por ello, creo en las diferencias entre hombres y
mujeres, pero no en las que nos han enseñado. Los hombres no son más valientes,
ni las mujeres saben hacer mejores los pasteles. Ni un hombre está mejor
capacitado intelectualmente que una mujer. Somos diferentes, porque desde la
cuna, crecemos de manera diferente, y porque nuestra sexualidad condiciona esa
diferencia.

Teniendo en cuenta que los hombres que coleccionan
sellos femeninos son  exitosos y
las mujeres que prestan su interior son busconas, no les extrañe el título de
este post.
Yo, sin embargo, no creo en esta dualidad. Pero creo
en las bodas y en el placer. Y sobre todo, creo que si los hombres y las
mujeres viviesen con más naturalidad sus diferencias y similitudes, las
personas disfrutarían más de los encuentros y se casarían más convencidas.

Y como dijo, Simone de Beauvoir:  “La palabra amor no tiene, en absoluto, el mismo sentido para ambos sexos, y esta es una de las causas de los graves
malentendidos que los separan”

1 comentario · Categorías: Personal Tags: amor, democratizacion de la hamburguesa, hombres y mujeres, jean-paul sartre, simone de beauvoir

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