dice mucho de nosotros pero, ¿os habíais planteado que el carro de nuestra
compra también?. Según la nutricionista Lucia Bultó, «Somos lo que comemos y seremos lo que hayamos comido»
productos ecológicos, orgánicos, macrobióticos y de cultivo sostenible. Té
orgánico, aceite de primera prensada en frío, harina de espelta, arroz y pasta
integral, sirope de agave, mijo, soja, tahín, algas, jengibre, leche vegetal,
tofu… una múltiple variedad de alimentos que engloban al conocido ying yang,
símbolo del equilibrio. Son personas equilibradas, que mediante la alimentación
miman el alma y el cuerpo que poseen.
soberanamente mimar su paladar. Hacer la compra para ellos no es una obligación
sino un placer, lo hacen a gusto y se recrean en el proceso de cargar la cesta.
Compran en tiendas, espacios y mercados Gourmet. Les fascina la pasta fresca importada de la Bella Italia, carne de kobe, pan de pasas, vinos y
maridaje de excelentes bodegas, huevos de corral, pescado salvaje, fruta y
verdura de origen ecológico, foie fresco, queso y jamón con Denominación de
Origen, excelentes latas de conserva, setas shitake… Les gusta lo top del
mercado. Algunos son hasta pequeños chef de su casa y deleitan a los demás con
sus platos.
comida para dos sino para seis en adelante. Aquí la chumineces no valen, hay
que cocinar para muchos y sea cual sea el presupuesto los platos son clásicos.
Pasta boloñesa, cocido, crema de verduras, filetes rusos con patatas, pollo Villaroy, ensalada mixta,
merluza a la romana, ensaladilla rusa, flan con helado de vainilla… Y se me olvidaba, paella para
los domingos. Compran semanalmente en grandes centros comerciales y hace el
timing semanal de comidas, todo es orden y exactitud.
Compran carnes cocinadas, salsas, pastas, arroces, o lo que sea, en lata. Lo
meten al micro o un baño maría en la cazuela y listo para comer. Se preocupan
de tener latas suficientes para pasar la semana y volver a reponer la despensa.
El fin de semana, tiran de algo hecho, llaman al chino Mandarin Express o a la pizzería
más cercana. Las grandes cadenas de supermercados son perfectas para este
grupo. Allí encuentran un sinfín de referencias en lata.
lentejas, un potaje, un cocido, un pollo en pepitoria, un bacalao a la vizcaina, un estofado de carne o unos chipirones en su tinta. Son las
familias que comen las recetas de la abuela que tan bien sientan al paladar, tan
fatigoso para el estómago y tan indecente para las cartucheras. Saben valorar
un buen pan de pueblo, un chorizo picante, un jamón granadino, unos tomates
morunos, un arroz con leche y un vino dulce. Importan de sus raíces y la nueva
cocina les parece una estupidez.
más y que el frigorífico es un armario ideal con estantes de cristal. Compran
cualquier cosa que se puedan comer en el momento y que no requiera de proceso
de frío o calor. Una tapa o sándwich es suficiente para pasar el día. No les
gusta comer, no lo consideran afición o placer, sino obligación para caminar.
vez no seas de ningún grupo o te sientas de todos a la vez o seas un auténtico
de uno de ellos. Yo me identifico
con esta frase de George Bernard Shaw: “No
hay amor más sincero que el amor a la comida”









