La democratización de la hamburguesa

Un blog muy personal cargado de vivencias y experiencias cargadas de gastronomía, cultura, viajes, moda y lifestyle.

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Me gusta tu boca cuando comes

octubre 6, 2016

 

Pero no cuando posas con comida que no te comes.

Es lo que tiene la generación egoblogger. Una generación en la que lo único que vale es la estética en un contexto de excepción. Una generación de chicas de talla 34 que prescriben ser las diosas de la comida fast food. Chicas que, según sus fotos,  adoran comer pizzas, hamburguesas, batidos de fresa y banana splits, todo ello, luciendo una figura definida con unas proporciones perfectas.

 ¿Alguien se cree que estas fotos muestran la realidad de lo que comen?

 

Esta es una de las cosas que más me enfada del mundo de la moda. Es una absoluta controversia pensar que los Angeles de Victoria´s Secret ingieren más de 3000 kcal diarias como lo es también pensar que una mujer con obesidad tiene como dieta un menú hipocalórico basado en vegetales crudos.

 A las mujeres reales que luchamos contra la báscula en épocas de excesos y nos sentimos fenomenal en nuestros Levi´s recién lavados cuando mantenemos una dieta equilibrada, nos enfada ver este tipo de imágenes cuando abrimos el Instagram, porque se acabó la falsa idea de creer en los metabolismos rápidos a base de palmeras de chocolate.
Aun me acuerdo cuando estaba en la universidad y la más palillo del grupo fardaba de comer como una lima, después de estar 24 horas juntas me di cuenta que comía bastante poco y  solía hacerlo cuando estaba con gente que la miraba. Eso les pasa a las modelos. Sus redes sociales son la ventana que todo el mundo ve y su audiencia se cree esa instantánea de mentira. 
Creo que a todas y, sobre todo, a las mujeres que luchan a diario por tener una talla equilibrada, no les puede gustar ver a modelos haciendo oda de comer comida rápida y presumir de cuerpo 10. No es de buen gusto ser prescriptoras de algo tan hipócrita, habiendo una epidemia de niñas que, a edades muy tempranas, comienzan con enfermedades psicológicas de trastorno de conducta alimentaria por desear ser como las modelos.
Las prescriptoras de moda, ya sean blogueras o modelos, deben dar consejo – no solo de moda – sino de alimentación. En ellas, reside parte de la responsabilidad de no dar tan mal ejemplo a la sociedad juvenil con esta exhibición de belleza y comida calórica. Dos conceptos que no van de la mano.

Me gusta tu boca cuando comes de verdad y eso es lo que hay que mostrar en la foto pero, sobre todo, en la vida real.

M.

 

 

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El bocadillo del desamor

septiembre 14, 2016

 

 

Eran las 8 de la tarde de un caluroso día de verano. Eran los años 70, una época de transformación social, cultural y económica, y Madrid era partícipe de ello. Cuenta una leyenda que una chica llamada Casilda había había viajado de Soria a la capital para visitar a su amor. Tenía el pelo rojizo con innumerables rizos, caminaba con un cierto desgarbo pero con una sonrisa que iluminaba la oscuridad. Esperaba que, Samuel, novio hasta que dejó las cabras para empezar a estudiar Derecho en Madrid, le recibiese con los brazos abiertos en la Plaza Mayor, sitio donde habían quedado para su reencuentro. Casilda que estaba expectante por el encuentro, se desmoronó al ver a un Samuel cambiado, un tanto distante y poco emocionado al verla.
Ella que era de las apasionadas de la buena mesa le persuadió para comer algo típico de Madrid y Samuel sintió que puesto en la tesitura de anfitrión tenía que llevarla a comer el bocadillo más castizo de la ciudad. Anduvieron por la Plaza Mayor y el sollozo de tristeza que germinaba en Casilda era notable a cada paso que daban por el desigual alicatado de la plaza. Samuel que había descubierto el Madrid de la movida musical, había dejado muy atrás esos paseos por la sierra de Soria con su querida Casi.
Como contaba, en los años setenta, el bocadillo de calamares cobró una gran importancia en la capital y todos los bares colindantes a la Plaza Mayor, se hacían eco de tal popularidad. Los estudiantes madrileños acudían a la zona para comerse un bocadillo y  unas cañas de cerveza. Samuel, a pesar de estar más concentrado en la programación musical de los bares de moda, quería
llevar a la que hasta ahora había sido su novia, a comerse un bocadillo a Casa Rúa, bar cónclave de la época para comer anillas de calamar rebozadas entre panes.
Pidieron los bocadillos y una vez los sirvieron, Samuel no dudó en declarar lo que ya no sentía hacia Casilda. Lo que unió la Sierra de Urbión, fue desunido por las noches de DYC y rock&roll. Ese fue el bocadillo del desamor. Casilda volvió a su casa y nunca más supo de Samuel, ni del bocadillo de calamares y, supongo que ni de Madrid.

Muchas décadas después, este humilde e ilustre bocadillo continua siendo apreciado por madrileños y turistas. Y rememorando esta leyenda, ayer estuve en Casa Rúa (C/ Ciudad Rodrigo, 3) y como si fuese una turista más, pedí un bocadillo de calamares y una caña.

 

 

 

Esta claro que el Madrid de los 70 ya no está aquí, al igual que las millones de historias que esconden bares como este. Y aunque el bocadillo siga siendo el mismo, yo creo que ya no sabe igual.
¡Feliz miércoles!
M.

2 comentarios · Categorías: Cultura, Gastronomia Tags: bocadillo de calamares, democratizacion de la hamburguesa, historia, Madrid

La vida es una estantería

agosto 25, 2016

 

Siempre he creído en este símil.
Desde muy pequeña, me ha
apasionado comparar objetos reales con emociones. La vida es una emoción
infinita por sí misma
y, tal vez, una estantería sea el objeto más ecléctico y
con mayor número de posibilidades. ¿No creéis que la vida sea así?
Hay estanterías en las que premia
la estética y la madera de excelente calidad. Las hay de cristal, finísimo,
para ser tan transparentes que pasen desapercibidas ante el resto. Las hay
minimalistas o soberanamente barrocas. Las hay rascacielos y también con altura
de aparador. Las hay feas e imperfectas físicamente y también las hay
inéditas y únicas.
Pero, en una estantería no todo
son los estantes. Lo que verdaderamente importa es lo que colocas dentro de esa
estantería al igual que en la vida.
Puedes colocar millones de
elementos en esa estantería. Globos terráqueos, marcos con fotos, infinitos
libros. Puedes poner viejos recuerdos de viajes, cristalerías de Bohemia, o algún
elemento decorativo heredado. Puedes colocar elementos fetiche a tu gusto, piezas
de porcelana o flores secas. O simplemente, no poner nada en esa estantería
porque no sepas qué poner en ella. Puedes ser simétrico o ser completamente
caótico en la colocación.
¿Te has imaginado como sería la
estantería de tus sueños?
O más bien, ¿te has imaginado como sería la vida de
tus sueños?
La estantería es tu cuerpo, tu
físico. Y aquello que colocas dentro de ella es todo lo que eres tú. Ahí
residen tu familia, amigos, aficiones, ambiciones, aptitudes, inquietudes,
valores y objetivos.
Por eso, para mi es tan
importante lo que se coloca en la estantería, ya que eso es lo que eres tú. Hay
personas que son estanterías vacías, no tienen nada en ella y, por eso, cuando
conocen a alguien le arrebatan la estantería o se la tambalean. Pero, cuando
los elementos de dos estanterías se encantan a sí mismas, triunfa la verdadera
conexión.
Las baldas envejecerán pero los elementos que hay dentro cada vez
serán mayores y mejores. Eso es lo que hace que una amistad o un amor sea más
duradero.
En algunos momentos de mi vida,
he sentido como tiraban al suelo todos los elementos que había dispuestos en mi
estantería. Intentaron tambalear quien soy y qué quiero ser. Y tenía que estar
constantemente colocándolo todo de nuevo. Ese es el problema de nuestro siglo,
nos fijamos en el continente, en vez de admirar el contenido.
Y así les va a
muchos. No te enamoran los libros de ensayo que tanto me gustan, sino esa
melena que tras poco cuidados mantengo larga.
No quiero ser la mejor estantería
pero, si la que más inquietudes y pasiones tenga. Y en la que no falten fotografías de los que más quiero. Quiero ser la
estantería que hace mucho decidí ser, tal vez no sea el mejor proyecto de
interiorismo pero, si un gran proyecto de vida.
¿Qué estantería eres?
Besos y abrazos según
corresponda.

 

M.

Deja un comentario · Categorías: Personal Tags: belleza interior, democratizacion de la hamburguesa, felicidad, psicologia

El mejor fondo de inversión del mundo

julio 21, 2016

 

Hace un tiempo, me llamaron del
banco para ver si quería invertir mi capital en un fondo de inversión de renta
variable. Sentí que se habían confundido al llamarme ya que yo no era el
potencial cliente que buscaban. Cuando me despedí lo hice muy a lo Carrie
Bradshaw:
Discúlpeme señor agente, mi capital está en mi armario, muchos años de subidas y bajadas, de colores y estampados, pérdidas y ganancias, rebajas y colecciones cápsula. Lo siento pero no seré su futuro cliente.
 
 
Al colgar, me hizo pensar si invertir
el dinero en moda era el mejor fondo de inversión y eso me planteó si estaba en
lo correcto. Me miré al espejo y me di cuenta que sí. No tenía el suficiente
capital para invertirlo en un fondo de renta variable pero tenía un ilimitado
capital de vivencias, sentimientos y pasiones que podía invertir en los demás.
 
Y cuando crees que lo sabes todo,
descubres que no. Que, tal vez esa llamada de un banco, abriría mis ojos a
nuevos horizontes, metas y caminos. Y descubrí que el mejor fondo de inversión
del mundo es el amor
.
Nuestro capital somos nosotros mismos–
cuerpo, mente y alma – y el fondo de inversión es todo lo que envuelve a la
persona de la que estás enamorada y en la que confías que tu capital sea mayor
cada vez
. Más felicidad, más inquietudes, más proyección, más pasión, más
compromiso… y un ilimitado conjunto de más y más.
El error de no saber elegir bien
un amor es el desencadenante a una caída abrupta de tu capital humano, con un
desenlace de ruptura de contrato en el que el capital y el fondo de inversión
no terminarán siendo grandes aliados.

 

Hace un tiempo, recibí una
llamada de la vida y me ofreció invertir – mi capital – en un inmejorable
fondo de inversión y esta vez no le dije que no como al agente del banco.
Invertí porque se trataba del mejor fondo de inversión del mundo.

2 comentarios · Categorías: Personal Tags: amor, democratizacion de la hamburguesa, inversion

Glutamato en la pista de baile

abril 4, 2016

 

El glutamato monosódico, también conocido como GMS, es un aditivo químico que equilibra, combina y resalta el carácter de otros sabores. La Administración de fármacos y alimentos de Estados Unidos (FDA) lo calificó “General reconocido como seguro”, y la Unión Europea, como un aditivo alimentario, sin embargo, el consumo de GMS está asociado a algunos síntomas y malestares.
Este peligroso aditivo engaña a nuestro organismo haciéndonos creer que la comida sabe mejor y es rica en nutrientes.
El glutamato monosódico es una neurotoxina que daña el sistema nervioso y sobre-estimula las neuronas llevándolas a un estado de agotamiento, como consecuencia de una estimulación artificial. Este aditivo es tan potente que provoca adicción en todos los alimentos donde se encuentra.
¿Habéis podido comer un solo chip de snack?
La respuesta es no.
El GSM provoca no poder parar de comer ya que la respuesta que provoca en nuestro cerebro es la de necesitar más y más. Además que su condición es la de potenciar el sabor, haciendo que la sensación sea de lo más satisfactoria al comerlo. Es por eso, que todos los alimentos que contienen este aditivo no podamos parar de comerlos.
Uno de los principales ingredientes de las Pringles es el GSM, por eso, ¡cuando haces pop no hay stop!
Pero, no quiero hablar de lo perjudicial de este aditivo, sino de la adicción que provoca al consumirlo. Y haciendo una comparación un tanto jocosa, lo haré con la música.
 
¿No creéis que las canciones que se componen ahora, tienen glutamato monosódico para los oídos?
Encendemos la radio y zas, ahí tienes una lista de nuevos éxitos que al cabo de una semana, se convierten en tu lista de música favorita. Música que no puedes cesar de oír, cantar y bailar. Son la BSO de cualquier establecimiento, restaurante y discoteca. Demandas que pinchen la canción porque necesitas escuchar ese ritmo y letra. Hay canciones que provocan una estimulación neuronal que es tan placentera que necesitas escucharlas en bucle. Y esto lo digo porque a mí me pasa.
Antes no era tan consciente de esta situación hasta que, hace poco tiempo, descubrí que la canción “What do you mean?” de Justin Bieber tenía GSM, ya que producía adicción, no pudiendo dejar de escucharla y bailarla. Y llegué a la conclusión de que existe música con este aditivo. ¡Y como las Pringles, una vez que le das al Play, solo hay Replay!
¿Cuál es tu canción con Glutamato monosódico?
La mía ya os la he dicho…
¡Que tengáis un feliz lunes a pesar de ser gris!
M.

2 comentarios · Categorías: Cultura Tags: comida, democratizacion de la hamburguesa, justin bieber, música, pringles

Una sopa Goulash en Budapest

febrero 16, 2016

 

Llevaba muchísimo tiempo con ganas de conocer La Perla del Danubio y a pesar de que mis expectativas eran infinitas, la realidad ha sido muy notable. Pasear por Budapest es un recorrido por la historia unido a un sinfín de sensaciones, emociones y sabores que son producto del misterio y encanto que envuelven a la capital húngara.
En muchas de las recomendaciones que me hicieron sobre la ciudad estaba la visita a los Balnearios Szécheny o Gellert. Es una visita obligada ya que Budapest recibió el título de Ciudad balnearia por albergar más de 118 manantiales en la ciudad.
Fachada Balneario Gellert
La ciudad de Budapest está formada por dos grandes ciudades llamadas Buda y Pest separadas por el Danubio. En el área de Buda es precioso subir al Castillo, también conocido como el Palacio real ya que antiguamente fue la residencia de los Reyes de Hungría.
Escultura del Castillo
Para subir al Castillo puedes hacerlo en Funicular o andando a través de la colina.
¡El funicular es precioso!
El edificio que más me impactó fue el Bastión de los pescadores. Se encuentra al lado de la Catedral de San Matías y merece una parada en el camino para deleitarse con su belleza y con las increíbles vistas de Pest.
Iglesia de San Matías, Estatua del Rey San Esteban y Bastión
Precioso atardecer con vistas a Pest
Para cruzar a Pest, el Puente de las Cadenas es impresionante y emblemático.
El puente de las Cadenas visto desde el barco
Y de Pest, me quedo con el Parlamento. Es el edificio más representativo de la ciudad. Merece la pena verlo.
¡Buscando un poco de humor en la foto!
Y el paseo que es inolvidable es por la Avenida Andrassy. Allí se encuentra la Opera de Budapest, las tiendas de lujo y pequeños palacetes que pertenecieron a la antigua burguesía. Dicha Avenida finaliza en la preciosa Plaza de los Heroes.

 

La Opera
Frío polar en la Plaza de los Heroes
Cercana  a la Avenida Andrassy está la Catedral de San Esteban, el edificio religioso más importante de Hungría.
¡A disfrutarla con este solazo!
Pero, sobre todo, lo que más me ha gustado es la Sopa Goulash, un plato típico húngaro que ha sido mi perdicción en todo el viaje. Está elaborada a base de carne, patata, zanahoria y el pimentón de la región. Para unas jornadas de frío, es el mejor de los aliados. ¿Donde comerla? A mi me cautivó la de 21 Magyar Vendeglo. Un apetecible restaurante cercano al Bastión de los Pescadores en Buda, en el que todos sus platos eran una delicia.
Deliciosa Sopa Goulash y exquisito carpaccio de venado y foie
Otro plato típico de Hungría es la pizza con base de patata. Esta la probamos en el divertido Spiler BistroClub. Se encuentra en la Galería Gozsdu Udvar, muy frecuentada por gente joven.
¡Local divertido donde los haya!
¿Y dónde está la cervecita? Las tres nacionales de calidad razonable que he probado son Gösser, Soproni y Borsodi. Este restaurante situado al lado de la Plaza de los Heroes merece una parada en el camino para disfrutar de las vistas de la pista de hielo y una Gösser, por ejemplo.
¡Otra, por favor!

 

¿Y qué sería de los Budapest sin los ruins bars? El mejor: el Szimpla Kert Bar. Lleno de objetos antiguos y en un estado de ruina, tal y como su nombre indican.

 

Mojitos, música y ruina 🙂
Y memorable este bonito lugar para comer o merendar: El Cafe & Restaurante Callas en la Avenida Andrassy. Precioso y de súper buena calidad.
¿Repetimos?
Para finalizar, Budapest es una gran ciudad que no olvidaré nunca pero siendo sincera no me ha cautivado del todo. La majestuosidad de sus edificios no es coherente con la vida  de los budapesinos. Pero, ¡si volvería ahora para comerme una Sopa Goulash!¡Espero que os haya gustado y sirva de ayuda para vuestro viaje!

Micaela.

1 comentario · Categorías: Gastronomia, Viajes Tags: Budapest, democratizacion de la hamburguesa, viajes

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