Ha llegado la
Navidad y con ella, los días de fiesta, alegría, risas y recuerdos, a veces con una pizca de tristeza. La época del año que, sin duda, te hace sentir una nostalgia especial.
Todas las navidades tienen un significado diferente y sobre todo, con el paso
del tiempo hay una parte de la magia que se diluye. Aunque la magia no se debe
perder nunca.
Navidad y con ella, los días de fiesta, alegría, risas y recuerdos, a veces con una pizca de tristeza. La época del año que, sin duda, te hace sentir una nostalgia especial.
Todas las navidades tienen un significado diferente y sobre todo, con el paso
del tiempo hay una parte de la magia que se diluye. Aunque la magia no se debe
perder nunca.
Cuando era muy
pequeña, esta época era una sinfonía de sensaciones maravillosas. Qué inocencia
creer que Los Reyes Magos estaban recogiendo cartas en El corte inglés. Y un
recuerdo cuanto menos especial, era la Nochebuena. Cuando menos me lo esperaba,
me decían: ¡Ya ha venido! ¡los regalos
están en la terraza!. Y ahí estaban. Acompañados de cartas escritas por mi
abuelo Vicente. Tenía una caligrafía preciosa, tan bonita como la que podría tener
Papa Nöel. Me encantaba ayudar a montar el Belén y poner las bolas al árbol. Y
qué bonito estar en la mesa con todos mis abuelos, tíos y primos. El pasado
nunca vuelve y, por eso, esa clase de recuerdos hacen que la Navidad tenga
importancia para mí. El día de Reyes era expectante, ir a ver la Cabalgata, era
el plan. Por la noche, me encantaba preparar, las copitas y el mazapán para los
Reyes y el agua para los camellos. ¿quién se habrá bebido las copitas de Brandy?.
Esa noche era puro nervio. Peor que la que se tiene antes de un examen en la
que te juegas todo. Un día descubres que “ellos” no existen y que son “los
jefes” los ejecutores de tal magia. Ahí es cuando atabas cabos: muchos anuncios
del Toys R us, los Reyes Magos de los centros comerciales eran diferentes, los
regalos que pedías no eran siempre los que recibías y una sola noche no era
suficiente para llegar a todos los hogares. Pero, la magia de la Navidad
continua porque hay algo precioso de esta época: el encuentro. Cenas de empresa, en las que descubres que compañero
es el más ligón o el que se pierde con el primer cava. Cenas con tus amigos – sabes a qué hora empiezan, pero no a qué
hora terminan -. Comidas y cenas familiares en las que hablas del presente,
futuro y pasado.
pequeña, esta época era una sinfonía de sensaciones maravillosas. Qué inocencia
creer que Los Reyes Magos estaban recogiendo cartas en El corte inglés. Y un
recuerdo cuanto menos especial, era la Nochebuena. Cuando menos me lo esperaba,
me decían: ¡Ya ha venido! ¡los regalos
están en la terraza!. Y ahí estaban. Acompañados de cartas escritas por mi
abuelo Vicente. Tenía una caligrafía preciosa, tan bonita como la que podría tener
Papa Nöel. Me encantaba ayudar a montar el Belén y poner las bolas al árbol. Y
qué bonito estar en la mesa con todos mis abuelos, tíos y primos. El pasado
nunca vuelve y, por eso, esa clase de recuerdos hacen que la Navidad tenga
importancia para mí. El día de Reyes era expectante, ir a ver la Cabalgata, era
el plan. Por la noche, me encantaba preparar, las copitas y el mazapán para los
Reyes y el agua para los camellos. ¿quién se habrá bebido las copitas de Brandy?.
Esa noche era puro nervio. Peor que la que se tiene antes de un examen en la
que te juegas todo. Un día descubres que “ellos” no existen y que son “los
jefes” los ejecutores de tal magia. Ahí es cuando atabas cabos: muchos anuncios
del Toys R us, los Reyes Magos de los centros comerciales eran diferentes, los
regalos que pedías no eran siempre los que recibías y una sola noche no era
suficiente para llegar a todos los hogares. Pero, la magia de la Navidad
continua porque hay algo precioso de esta época: el encuentro. Cenas de empresa, en las que descubres que compañero
es el más ligón o el que se pierde con el primer cava. Cenas con tus amigos – sabes a qué hora empiezan, pero no a qué
hora terminan -. Comidas y cenas familiares en las que hablas del presente,
futuro y pasado.
Las navidades, como
cualquier otra época del año de celebración, te hace pensar qué hacías hace
justo un año. Y comparas si es mejor o peor. Y para quien no es un recuerdo memorable su primera
Nochevieja. La mía fue emoción, como esperar la noche de Reyes, casi igual. Qué
si el vestido, los tacones, el peinado, el taxi, tu madre con el: ¡no bebas!. Al final, salir en Nochevieja
se reduce a un cotillón con pesados, el chocolate con churros y llegar a casa a
la hora de levantarse. A día de hoy, se lo dejo a los adolescentes. Eso sí, la noche de
Reyes es bonito salir, puede que te encuentres a Melchor haciendo una paradita
en el bar, para retomar fuerzas. El día de Reyes es el The End de las fiestas.
Con tristeza, comes el roscón – con nata,
por favor – , entregas y recibes regalos. Y con depresión, cuentas las
horas, para la cuesta de enero.
cualquier otra época del año de celebración, te hace pensar qué hacías hace
justo un año. Y comparas si es mejor o peor. Y para quien no es un recuerdo memorable su primera
Nochevieja. La mía fue emoción, como esperar la noche de Reyes, casi igual. Qué
si el vestido, los tacones, el peinado, el taxi, tu madre con el: ¡no bebas!. Al final, salir en Nochevieja
se reduce a un cotillón con pesados, el chocolate con churros y llegar a casa a
la hora de levantarse. A día de hoy, se lo dejo a los adolescentes. Eso sí, la noche de
Reyes es bonito salir, puede que te encuentres a Melchor haciendo una paradita
en el bar, para retomar fuerzas. El día de Reyes es el The End de las fiestas.
Con tristeza, comes el roscón – con nata,
por favor – , entregas y recibes regalos. Y con depresión, cuentas las
horas, para la cuesta de enero.
La Navidad es momento
de decir lo que sientes, de reunirte con los que más quieres, de celebrar el
nacimiento de Jesús, de añorar a los que ya no están, de disfrutar de los
adornos navideños, de comer y beber un poco más de lo habitual, de cantar algún
villancico, de sentirte más inocente y de despedir el año. Y darle un abrazo de
bienvenida al nuevo, es momento de
nuevos propósitos.
de decir lo que sientes, de reunirte con los que más quieres, de celebrar el
nacimiento de Jesús, de añorar a los que ya no están, de disfrutar de los
adornos navideños, de comer y beber un poco más de lo habitual, de cantar algún
villancico, de sentirte más inocente y de despedir el año. Y darle un abrazo de
bienvenida al nuevo, es momento de
nuevos propósitos.
A pesar de que esta frase
es un tanto manida, me encanta:
es un tanto manida, me encanta:
“Que la magia sea tu mejor
traje, tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino y tu felicidad mi
mejor deseo”
traje, tu sonrisa el mejor regalo, tus ojos el mejor destino y tu felicidad mi
mejor deseo”
A mis padres – los
que más quiero en este mundo – , a mi familia elegida, los amigos – el reflejo
de apoyo y alegría -, y todas las personas que en algún momento se montaron en
mi tren, os deseo una Feliz Navidad. Reíd, compartid y soñad.
que más quiero en este mundo – , a mi familia elegida, los amigos – el reflejo
de apoyo y alegría -, y todas las personas que en algún momento se montaron en
mi tren, os deseo una Feliz Navidad. Reíd, compartid y soñad.

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