La opinión del “hater” no debería tener cabida en el mundo, por lo menos de la forma en la que se está permitiendo germinar la semilla del odio en distintas plataformas sociales. Una visión crítica es lo que da sentido a la sociedad. Así era antes con la profesión del crítico, actualmente banalizada. Una persona que atesoraba gran conocimiento en una disciplina que examinaba, evaluaba y hacia una crítica al respecto. Un crítico de arte podría demoler la autoestima de un escultor sobre su último trabajo artístico, pero esa opinión la prescribía un profesional con rigor, un erudito de la materia.
Ahora, seres sacados del populacho, sin oficio ni beneficio, tienen el beneplácito de su conexión a Internet y la valentía otorgada por estar detrás de una pantalla con un perfil falso para vomitar infamias, insultos sin fundamento y opiniones faltas de juicio sobre lo que se les ponga por delante. Por desgracia, este conjunto de desalmados carentes de cultura, criterio y educación han creado una nueva “profesión”: ser hater. Llevándose consigo la moral de personas trabajadoras y con ilusiones de distintos sectores de la industria.
Está muy bien que las redes sociales abran miras y democraticen el amplificador para hablar y opinar, pero no a cualquier precio. Ya que las redes sociales también nos han demostrado que todos sabemos de todo, pero realmente no tenemos ni idea de nada. No convirtamos las opiniones en verdades absolutas.
M.G.

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