«Vivimos cada vez más preocupados en nuestros pequeños mundos, dando la espalda al mundo en el que vivimos. Mundo que destruimos a diario»
Estamos destruyendo el mundo en el que vivimos, de eso no hay duda. Los intereses humanos (de unos pocos) prevalecen ante el mecanismo natural del planeta, donde los recursos cada vez son menos. Importa más cobrar una jugosa comisión a costa de quemar cientos de hectáreas de un espacio natural. Creo que el ser humano, aun no es consciente, del daño que hace a la Madre Tierra. El ser humano es limitado y nuestra existencia en el mundo es insignificante en comparación a la eternidad del mundo natural. Tan solo, el poder y el dinero hacen vulnerables a miles de años de evolución natural.
Todos los veranos, la misma noticia, en distinto espacio geográfico, inunda los medios de comunicación: grandes incendios que destruyen hectáreas de naturaleza y hogares de centenares de personas. En la mayoría de las ocasiones causados por el interés económico de unos pocos. Estos, rara vez, tienen castigo ante tal amenaza y yo siempre me pregunto: ¿Cometer una catástrofe natural es menor que cometer un homicidio? El mundo parece que se ha dado la vuelta y no se quiere poner derecho.
Algo que me llega al alma es el nivel de diferenciación que los espectadores humanos hacemos ante los acontecimientos. Aun recuerdo cuando Notre Dame ardía. El mundo entero se sintió consternado ante tal barbarie y, en tan solo, 48 horas, se donaron más de 825 millones de dolares. Sin embargo, el Amazonas ardió durante semanas y ninguna donación se hacía realidad. Leí un Twitter muy interesante que decía:
«When Notre Dame was burning the world stopped. Billionaires and politicians emptied their pockets to help rebuild. Meanwhile the amazon has been burning for three weeks. The difference is, we don’t get to build a new earth. When it’s gone, it’s gone»
Vuelvo al principio, nos estamos destruyendo y a pasos muy veloces. Quedarnos sin uno de los edificios más emblematicos de la historia artistica es una verdadera pena, pero que el pulmón mundial se agote y se quede sin fuerzas, no es una pena, sino una alarma mundial.
Este post lo tenía escrito desde hace mucho tiempo, pero no llegué a publicarlo. Hoy, con la resaca de haber vuelto a ver la película AVATAR, vuelvo a recordarme la importancia de cuidar el medio donde vivimos, respetar a las personas y animales que componen nuestro mundo y que nuestro interés personal es nimio en comparación al interés de la vida que no es interesada. El mundo es más bonito cuando no prima el interés.
¡Feliz viernes!
M.
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Floating Mountains, Avatar & Hallelujah Mountains in Zhangjiajie Park, China







